sábado, 13 de junio de 2015


VIDA


No eres, Vida, monstruo unidireccional, corredor frío hacia la muerte, ruleta  rusa con cargador monobala, precipicio sin airbag. Hoy no te veo, Vida, con el semblante aterrado y sumiso del súbdito con que otras veces te miro. Ayer, Vida, me mostraste mi no cara, mi no cuerpo, mi no yo, la degeneración que hubiera supuesto seguir por aquel camino, con aquel siniestro acompañante, con aquella succión cardíaca, con aquel triturador de decisiones, con él. Fuiste ayer espejo de feria que pusiste ante mi cara el deforme reflejo por el que me encaminé. Seguro, hoy, de nuevo, me reafirmo, confirmo, aseguro que ésta sí es mi vida, éste sí soy, éstas sí son mis decisiones. Hoy, de nuevo, miro al cielo y ya no veo el frío destello de la guillotina. Hoy miro al cielo y sólo veo cielo. Hoy miro al mar y sólo veo mar. Hoy miro la hierba y sólo veo frescor. Las ascuas de la destrucción se consumieron. Las heridas, costó, pero se cerraron. Mañana, y cada vez que mi memoria revele nuevamente la imagen que ayer retrató, afirmaré, Vida, que no eres precipicio monobala, ruleta rusa hacia la muerte, corredor unidireccional, monstruo sin airbag.  

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