jueves, 2 de octubre de 2008

LA BRÚJULA DEL RECUERDO NUNCA SE PODRÁ BORRAR.




Cuando, indeciso, comienzas a recorrer un camino desconocido te sientes como si pisases sobre arenas movedizas. Los pasos se vuelven torpes; las piernas, pesadas; la respiración, agitada y el ánimo triste.


¡Qué extraña sensación!


Al fondo se vislumbra un bello horizonte, coloreado de amanecer. Agudizas la mirada y descubres que aquellos pajarillos que revolotean nerviosos son tus anhelos que te aguardan impacientes.


Los ojos se disparan en mil destellos que deslumbran tu mente. Sabes que es el camino de la felicidad el que se abre ante ti, pero el peso de la costumbre aploma tu paso y lo vuelve titubeante.


Te resistes a mirar hacia atrás para que las dudas no te asalten. Sufres avanzando, sólo obstinado en mantener firme la mirada, al frente, siempre al frente. Nada más debe existir. Únicamente el horizonte. Continúas el camino, agotado, triste, amargo, con desilusionada ilusión, con certeras dudas...


Sientes una brisa fresca que acaricia el sudor de tu espalda, dejas que su mano juguetee con cada gota unos instantes, aprovechas ese lúdico momento para, con leve movimiento, girar el verde de tus ojos y repasar con ellos el camino recorrido . Al fondo ves cómo las siluetas de lo que quedó atrás van adquiriendo nitidez y sientes que con cada una de ellas tu paso se vuelve ligero, ágil, ilusionado.


Es, entonces, cuando descubres que para iniciar un camino desconocido los recuerdos de otros senderos son necesarios. Te haces consciente que la brújula del recuerdo nunca se podrá borrar.

1 comentario:

Snake In The Grass dijo...

Echo de menos tus reflexiones, panda de mi bosque de bambú. S.A.G.A.P.O.